EL RATÓN MÁS LISTO DEL MONTÓN

EL RATÓN MÁS LISTO DEL MONTÓN

Una familia de ratones, habitaba en una casa. En ella también vivía un gato, fuerte y buen cazador, por lo que los ratones siempre tenían que estar precavidos. No podían salir de sus escondites ni de día de ni de noche.
Así que un día se reunieron para tomar una decisión acerca del gato.
En la asamblea, uno de los ratones pidió la palabra:
-Ataremos un cascabel al gato, así sabremos dónde está en cada momento y podremos burlarlo.
Al oír la ingeniosa idea del ratón, toda la asamblea se puso en pie para aplaudirle. Entonces el ratón más pequeño añadió:
-Pero,¿quién le pondrá el cascabel al gato?. Ahí reside la dificultad porque del “dicho al hecho hay un trecho.
Todos los ratones se quedaron con las bocas abiertas esperando a que saliera algún voluntario, pero nadie se atrevió. Entonces al ver la situación, decidieron entre todos cambiar su residencia a otro lugar más tranquilo y sin peligro, ni más ni menos que al campo y así lo hicieron.
Cuando llegaron, se admiraron de la tranquilidad que allí se respiraba, así que se pusieron a jugar.
Tan felices estaban que no se dieron cuenta de la presencia de un león que estaba plácidamente dormido justo detrás del arbusto donde ellos jugaban.
Lo despertaron y el león enfadado logró atrapar entre sus garras a uno de ellos. El ratón muerto de miedo le prometió al león que si le dejaba marchar, le serviría toda la vida. El león accedió y sonriéndole lo soltó.
Un tiempo después, el león fue sorprendido por un cazador y, atrapado en una red no podía escapar. El león comenzó entonces a rugir y el ratón que lo oyó, mordió las redes y lo liberó y le explicó: “ El que no es agradecido, no es bien nacido”. Así el ratón saldó su deuda y desde aquel día el león se planteó ser igual de generoso que el ratón.
El pequeño ratón, orgulloso de su hazaña lo contó a sus compañeros, pero estos no le creyeron y tan temerosos del comportamiento del león decidieron ir a la ciudad, a la casa de un ratón amigo.
Cuando llegaron, el ratón de ciudad les sorprendió ofreciéndoles a sus amigos una despensa repleta de comida. Estos no sabían hacia dónde mirar cuando de pronto un cocinero abrió la puerta de la despensa. El ratón de ciudad se puso a salvo, pero los de campo no sabían dónde esconderse excepto el pequeño, que siguió al de la ciudad y también se salvó.
Los demás ratones acabaron en el cubo del a basura y el ratón de ciudad le dijo al pequeñín: “ A veces, los más pequeños son los más grandes”, a lo que el pequeño le replicó: “ A buen entendedor pocas palabras bastan”


ANA (PROFE)


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