EL VIERNES MÁS EXTRAÑO

EL VIERNES MÁS EXTRAÑO

En la ciudad de Plasencia vivía un chaval llamado Gonzalo. Tenía 15 años y era alto, rubio y con los ojos azules. Era muy popular y muy gracioso. Vivía en pleno centro con sus padres y su hermana, que tenía 10 años.
Un día, Gonzalo se levantó pensando que era un viernes normal, pero no fue así.
Cuando iba hacia el instituto con sus amigos, se encontraron el instituto cerrado. Fueron a preguntar por qué estaba cerrado y los conserjes les respondieron que estaba cerrado por la huelga de todos los profesores de la comarca.
Gonzalo y sus amigos se alegraron mucho y se fueron corriendo a sus casas a darle la noticia a sus padres. Al llegar a casa se encontró con sus tíos, los cuales no había visto desde que él tenía 5 años.
Ya por la tarde, sus tíos se fueron y decidió quedar con sus amigos para jugar al fútbol. En el camino que transcurría entre su casa y el campo de fútbol, se encontró con sus amigos, a los cuales invitó a jugar al fútbol. Cuando terminaron de jugar, a alguien se le ocurrió la idea de dormir todos en la casa de Juan. Juan es el mejor amigo de Gonzalo. Todos dijeron que sí.
Ya por la noche, en la casa de Juan, los chicos se fueron a un lado del salón y las chicas a otro. Cada grupo escogió un capitán. En el de los chicos el capitán era Gonzalo y en el de las chicas la delegada. Echaron a pares y nones para escoger la película. Ganaron los chicos, y decidieron ver una de terror, pero al parecer, la madre de Juan cambió a propósito todas las caratulas de las pelis, con la consecuencia de que al final vieron una película de chicas.
Cuando terminó la peli, los chicos supercabreados decidieron gastarles una broma a todas las chicas. Su broma consistía en meter ranas en cada uno de los sacos de las chicas. Cuando se acostaron, todas las chicas se asustaron mucho y se enfadaron con los chicos. Ellas decidieron jugar a la botella y ellos aceptaron.
A  partir de esa noche, los chicos y las chicas empezaron a verse como algo más que amigos…
Todos los días que te parecen aburridos, no tienen que serlo, pueden convertirse en sorpresas inesperadas.

EL SEÑOR X (3º ESO)