TODO POR SU AMIGA

TODO POR SU AMIGA

Como cada tarde, después de hacer los deberes, Anita convenció a su abuelo para que la llevara al parque a jugar un rato, y así poder echarle miguitas de pan a los pajaritos.
Anita es una niña de 10 años rubia y muy simpática, a la que le gustaban mucho los animales.
Ese día, mientras daba de comer a las palomas, apareció una perrita blanca con las puntas de las orejas negras. Estaba sucia y malpeinada, pero a Anita le gustaba tanto que eso no la importaba. La perrita parecía no tener dueño.
Durante los días siguientes, Anita siguió yendo al parque para ver a su nueva amiga de cuatro patas y poder jugar con ella. En poco tiempo se hicieron inseparables. Corrían, saltaban, compartían la merienda...Anita decidió llamarla Chula, por lo graciosa y cariñosa que la perrita era con ella.
Un día, mientras la niña de cabellos dorados le tiraba su pelota a Chula, se acercaron dos hombres con uniforme del Ayuntamiento a hablar con su abuelo. Le preguntaron si la perra era suya. Él contestó que no, que llevaba varios días por allí, y que no debía de tener dueño. Antes de que a Anita le diera tiempo a darse cuenta de lo que estaba pasando, pusieron a Chula una cuerda en el cuello, la metieron en una jaula que había en la parte trasera de una furgoneta y se la llevaron. Por más que Anita lloraba no consiguió detenerlos.
Anita se fue muy triste a preguntarle a su abuelo qué había pasado. Éste le explicó que la llevaban a una perrera, que es donde llevan a los perros que no tienen dueño o que nadie los quiere. Anita en seguida dijo que eso no era cierto, que ella quería mucho a Chula.
Esa misma tarde, cuando la niña llegó a casa, le contó a sus padres lo que había ocurrido, y les preguntó cómo podía ir a visitar a Chula. Sus padres le explicaron que era necesario que alguien pagara sus vacunas y su documentación para que pudiera salir de allí.
Entonces Anita recordó que tenía una hucha de un cerdito con dinero ahorrado para comprarse una bicicleta, y que podría emplearlo en sacar a su amiga de la perrera en vez de comprarse la bici.
Pidió permiso a sus padres, y después de toda una noche de reflexión, dejaron a Anita que fuera a por la perra.
A la mañana siguiente de camino al colegio, paró en la tienda de mascotas para comprar el collar más bonito que había y una correa. Cuando salió de clase, su abuelo la acompañó a recoger a Chula. Cuando la perra vio a Anita, se puso muy contenta, y empezó a mover el rabito de un lado a otro y a darle lametazos por todos lados. Anita la abrazó y pagó todo lo necesario para sacarla de allí.
Esa misma tarde volvieron a jugar al parque donde se conocieron, donde se hicieron tan amigas y donde habían pasado tantos ratos juntas. Desde aquel día, Chula tenía una nueva casa donde la querían muchísimo, y Anita una nueva amiga con la que jugar y a la que querer; y nunca nunca nunca más se separaron.


NOELIA (PROFE)


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